jueves, 7 de mayo de 2015

Las elecciones y el río Mississippi. Viernes misisipiano.



Este viernes comienza la campaña para las elecciones municipales y autonómicas.

Tal día como hoy, un ocho de mayo, pero de 1945, se produjo la rendición de la Alemania nazi, en lo que se conoce como Día de la Victoria. También se celebra en esta jornada el Día Internacional de la Cruz Roja, así como otra serie de acontecimientos de primer nivel.

En 1933, Gandhi comenzó su huelga de hambre contra los invasores británicos; en 1970 salió a la venta el álbum Let it be de los Beatles; en 1943 se crea la FAO en Nueva York; en 1886 John Stith Pemberton inventó la Coca Cola; en 1794 fue guillotinado en París el químico Antoine Lavoisier;  y en 1521 La Dieta de Worms condenó las tesis de Martín Lutero.




Sin duda, cualquiera de estos acontecimientos merece que los políticos hayan hecho coincidir la fecha de apertura de la campaña electoral con sus aniversarios. Aunque tratándose de unas elecciones de carácter nacional, lo más normal es que hayan pensado en otros episodios más cercanos.

Así, un 8 de mayo de 1254 el rey Alfonso X el Sabio otorgó la carta fundacional de la Universidad de Salamanca; en 1701 las Cortes reconocieron a Felipe V de Borbón como rey de España; en 1931 las Cortes Constituyentes reconocieron por primera vez a las mujeres como elegibles en los comicios; y en 1541, el conquistador Hernando de Soto fue el primer europeo en avistar el río Mississippi (se puede escribir sin doblar las consonantes, pero a mí me hace más gracia así).

El Mississippi es un magnífico río de Norteamérica que, junto con su afluente el Missouri, forma el tercer río más largo del mundo, tras el Nilo y el Amazonas. Discurre de norte a sur, desde su nacimiento en el lago Itasca hasta su desembocadura en el Golfo de México.


Este río constituye un excelente canal de comunicación, ya que es navegable en la mayor parte de su curso, y a él se asoman extraordinarias ciudades como como Minneapolis, Davenport, St. Louis, Nueva Madrid, Memphis, Baton-Rouge, Natchez, Vicksburg, Helena, Port Hudson o Nueva Orleans.

El Michi-Sepi, o Padre de las Aguas,  fue testigo de una época de esplendor, en la que en sus riberas se asomaban magníficas mansiones sureñas y enormes explotaciones de algodón y caña de azúcar, mientras que por sus aguas surcaban lujosos hoteles-casinos flotantes que inmortalizara Mark Twain en las aventuras de Tom Sawyer y de su amigo Huckleberry Finn.

Si quisiéramos identificar al río con una banda sonora, esa sería la del blues que cantaban los esclavos negros de las haciendas, mezclado con el buen jazz que surgió en Nueva Orleans.


Y si tratamos de escoger una imagen que le represente, sin duda deberemos elegir la de esos barcos a vapor, con unas enormes ruedas con paletas situadas a ambos lados del casco o en la popa. Su inventor fue el ingeniero Robert Fulton, el primero a quien se le ocurrió aplicar la fuerza del vapor para propulsar los barcos, y quien diseñó este tipo de embarcaciones, muy apropiadas para los viajes fluviales.

En el Mississippi llegaron a navegar unos maravillosos barcos de este tipo, con todas las comodidades y lujos, con casinos y salas de baile en los que compartían crucero desde personajes de la alta sociedad hasta aventureros y jugadores profesionales.

Una imagen difícil de imaginar para Hernando de Soto, cuando se embarcó hacia el Nuevo Mundo en 1514, con tan solo 14 años. Este descubridor participó en el descubrimiento y conquista de Honduras y Nicaragua, para luego alistarse junto a Pizarro en su expedición al Perú. Aquí sería nombrado embajador ante el Imperio Inca, llegándose a entrevistar con el mismísimo Atahualpa. La conquista de este territorio le reportaría enormes riquezas.


Posteriormente fue nombrado gobernador de Cuba, y más tarde se le encargó la colonización (y cristianización) de la Florida, descubierta por Cabeza de Vaca.

En dichas tierras esperaba encontrar un botín de oro semejante al que consiguió en Perú. Pero lo único que halló fue un montón de cocodrilos, mosquitos, tormentas tropicales, serpientes, ciénagas, huracanes e indios poco amistosos.

Así que decidió seguir buscando el metal precioso tierra adentro. Fue el primero en atravesar Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia, Tennessee y Alabama. En ninguno de estos territorios encontró ningún botín que llevarse a la boca, sino más bien una infinidad de sinsabores y encuentros desagradables con sus inhospitalarios moradores.


Fue en Alabama donde se topó con el gran cauce, que dio en bautizar como Gran Río del Espíritu Santo. Tardaron un mes en construir unas balsas con las que cruzarlo, para seguir su recorrido por el continente.

Y mejor le habría ido si hubiese conocido la frase: ‘Forastero, no debiste cruzar el Mississippi’, que años más tarde se haría popular entre los vaqueros con el significado de que el río representa la antigua frontera entre el este civilizado y el salvaje oeste, ya que al poco tiempo de haber cruzado a la otra orilla, moría víctima de unas fiebres.

Como los indios pensaban que Hernando de Soto era un ser inmortal, sus tropas pensaron que lo mejor sería envolver su cuerpo con mantas, a las que añadieron peso, y hundirlo con ellas en el fondo del río, para que aquéllos no descubrieran que había muerto.

Y así fue cómo el propio descubridor del río yace para siempre en su lecho.


Dada la importancia del hallazgo de aquel 8 de mayo, no es de extrañar que los políticos hayan escogido esta fecha, como el punto de partida de su campaña electoral.

Aunque con las elecciones a mí se me viene a la cabeza otra imagen del Mississippi, la de aquellos barcos surcando el río, en cuyas cubiertas numerosos trileros trataban de atraer hacia sus mesas a los pasajeros que abandonaban el casino casi arruinados, pero aún dispuestos a jugarse sus últimos dólares.

Estos estafadores les ofrecían la promesa de mejorar su situación, en forma de bola oculta bajo unos cubiletes. Los incautos se jugaban sus últimas esperanzas a una sola tirada, pero una vez realizada la elección, veían cómo los trileros hacían desaparecer en un instante tanto las promesas de ganancias como el dinero de sus bolsillos.


Así que este fin de semana, pásenlo ustedes muy bien, pónganse a salvo de los timadores, colaboren con la Cruz Roja y tómense una Coca Cola, mientras suena el Let it be de los Beatles. 

¡Buen finde!




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