viernes, 23 de enero de 2015

Viernes parisino. La Luz y la Razón.

Desde que René Descartes pronunciara su famoso ‘Pienso, luego existo’, que significó el comienzo de una nueva era científica y filosófica, París decidió coger el testigo que antaño portaron Atenas y Roma, como capital del mundo y referente de la civilización. En el Año Internacional de la Luz, la Ciudad Luz cobra un renovado protagonismo, a la espera de un nuevo destello suyo que ilumine nuestro futuro.
Basílica de Sacre Coeur
Dicen que todos venimos de París. Que nos traen unas cigüeñas que anidan junto a las gárgolas de Notre Dame.

Si bien hay quien se atreve a negar esta evidencia a nivel particular, resulta del todo punto indiscutible que, como sociedad, todos tenemos algo de parisinos.

Desde que René Descartes pronunciara su famoso ‘Pienso, luego existo’, que significó el comienzo de una nueva era científica y filosófica, París decidió coger el testigo que antaño portaron Atenas y Roma, como capital del mundo y referente de la civilización.



Catedral de Notre Dame.Pirámide de entrada al Museo del Louvre

Y si París es conocida como ‘la Ciudad Luz’, esto no se debe a que en tiempos de Luis XVI se colocasen más de 3000 linternas en las vías públicas, o a que en el siglo XIX fuese la primera ciudad del mundo en instalar la iluminación eléctrica en sus calles y edificios más importantes (honor que le disputa la ciudad rumana de Timisoara), sino más bien porque desde hace unos siglos, tanto en las disciplinas científicas y sociales, como en el arte, la ciudad se ha erigido en luz o faro que ilumina todo el conocimiento universal.

De esta forma, en París hallaron a sus musas pintores del calibre de Matisse, Picasso, Braque, Gauguin, Chagall, Modigliani, Miró, Kandinski, Monet, Manet, Pisarro, Delacroix, Cézanne, Degas, Renoir, Seurat, Dalí, Juan Gris, Van Gogh o Toulouse-Lautrec, entre otros muchos, que desarrollaron todos los ‘ismos’ (impresionismo, cubismo, puntillismo, surrealismo) a lo largo y ancho de las colinas de la urbe: Montparnasse y Montmartre.

Vistas de París desde la basílica del Sacre Coeur

También los principales músicos encontraron su inspiración en esta bella ciudad. En ella vivieron, compusieron o tocaron Bartok, Paganini, Wagner, Berlioz, Rossini, Bizet, Ravel, Cherubini, Liszt, Offenbach, Chopin, Stravinsky, Debussy, Gluck, Saint Saens, Gounod, Joaquín Rodrigo, Lully o Massenet.

Y el mundo de las letras no se quedó atrás. En los distintos y románticos cafés de la capital (Les Deux Magots, La Coupole, Au Lapin Agile), especialmente los situados a orillas del Sena o en el Barrio Latino, numerosos escritores clásicos daban a luz sus historias y personajes: Víctor Hugo, Balzac, Hemingway, Henry Miller, Jean-Paul Sartre, Voltaire, Molière, Simone de Beauvoir, Oscar Wilde, Faulkner, Scott Fitzgerald, Rousseau, James Joyce, George Orwell, Jean Cocteau, Dumas.


Pero si en un apartado brilla París de un modo especial, no es otro que en el de los movimientos sociales y políticos. Podemos decir que de ella han emanado todas las ideas que rigen actualmente nuestra sociedad, fruto de acontecimientos de alcance histórico y con carácter universal.

Así, fue París en donde se alumbró un nuevo sistema político, vigente hoy en día en gran parte del mundo, y basado en la separación de poderes propuesta por Montesquieu, que se enmarca dentro del movimiento intelectual conocido como ‘La Ilustración’ que surgió en el Siglo de las Luces parisino.

Vista de París desde lo alto de la Torre EiffelVista de París desde lo alto de la Torre Eiffel

Las libertades y derechos fundamentales del ser humano también vieron la luz en París, primero con la Revolución Francesa, y luego con la firma de la Carta de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que dieron lugar a un nuevo modelo de Estado, el Estado democrático de Derecho.

Más tarde, en 1968, París volvió a sacudir al mundo con su mayo francés, provocando un tsunami de derechos y libertades individuales, gracias al cual la humanidad alcanzó las mayores cuotas de libertad de toda su existencia.

Ile de la Cité y río Sena

Y ahora, tras el atentado de Charlie Hebdo, París vuelve a atraer el foco de atención sobre ella.

Debemos esperar que, en el Año Internacional de la Luz, París brille de nuevo con luz propia como capital intelectual del planeta, y nos indique cómo debemos afrontar lo que será el principal reto para la humanidad del presente siglo, que es este choque de culturas proveniente de Tierra Santa que ya ha llegado hasta nuestros barrios.

Confiamos en que París nos dé la clave para solucionar este problema, de la misma forma que ha resuelto todos nuestros problemas desde hace más de 300 años, con el Discurso de la Razón como método supremo. Esperemos que esta vez también tenga éxito e ilumine una vez más nuestro futuro.



Au revoir. Et bonne fin de semaine à tout le monde!




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