Hoy es Viernes Santo. Una
festividad celebrada por millones de católicos en todo el mundo. Y para católicos, no hay mejor muestra que aquellos antiguos
reyes, de los que se proclamaba (en términos políticos) que ‘Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando’. Si lo traducimos al lenguaje matemático, diríamos que el orden de los factores no altera el
producto.
Sin embargo, esto no siempre
sucede así. No es lo mismo ‘me río en el baño’ que ‘me baño en el río’. Tampoco
es igual ‘la tormenta se avecina’ que ‘la vecina se atormenta’. Y tampoco es lo
mismo ‘los libros de texto’ que ‘detesto los libros’.
De la misma forma, no es lo mismo
Viernes Santo que San Viernes. La palabra ‘viernes’, que designa al quinto día
de la semana, proviene del vocablo latín Veneris dies, o día de Venus, la diosa
romana de la belleza y el amor.
Hubo hace mucho tiempo un
cristiano llamado Veneris (aunque puede que no fuese su nombre real, sino tan
sólo un apodo), que arribó a Roma desde su tierra natal, la Cirenaica.
Allí, al este de la actual Libia,
los cristianos tenían la costumbre de reunirse los viernes, para pasar la noche
en vela y en ayuno, y celebrar así el Día del Señor. Una costumbre que nuestro personaje comenzó a
extender entre la comunidad cristiana de Roma.
Todo iba bien hasta que los patricios
romanos comenzaron a advertir que sus esclavos rendían menos en su trabajo los
sábados que el resto de días. Quejáronse a las autoridades, y éstas
determinaron la persecución de esta práctica y de sus practicantes.
Uno de los primeros mártires de
la causa en caer fue nuestro amigo de la Cirenaica, que con el paso del tiempo
y tras la conversión del Imperio Romano al cristianismo, fue nombrado santo:
San Viernes Cireneo. Durante años gozó de gran popularidad, hasta que poco a
poco fue cayendo en el olvido.
Pero a mediados del siglo XVI
parece que el culto a este santo volvió a tomar fuerza, y nuevamente los
señores vieron amenazada la productividad de sus negocios los sábados, así que
fueron nuevamente con el cuento a los poderosos.
Fue entonces cuando la Iglesia
determinó dejarlo fuera del santoral, ya que consideraron que su culto podía
resultar peligroso para la prosperidad de las ciudades. Así que este mártir
volvió a caer en desgracia, y a pesar de que mucha gente lo invoque de vez en
cuando, muy pocas personas conocen realmente su historia.
Espero que paséis una estupenda
Semana Santa. Además, y como el Sábado Santo también es festivo, podéis
aprovechar esta noche al máximo, ya sea ayunando, rezando, o realizando
cualquier otro tipo de actividad menos ‘santa’ que os apetezca, ya que mañana
nadie os recriminará vuestra falta de rendimiento. ¡Feliz
San Viernes y Viernes Santo a todos!
Fuente principal: San Viernes
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