El gobierno de Canadá ha anunciado la supresión del servicio
de entrega de correspondencia postal a domicilio. En cinco años, ya no quedarán
carteros en Canadá. Y tras este país, se irán sumando otros a la medida, con
seguridad.
En la era de los e-mail, de los smartphones, de los SMS y de
los whatsapp, la figura de la correspondencia física ha quedado completamente
obsoleta.
Se acabaron los sobres, los sellos, los buzones... Una
lástima, porque el mundo sin cartas y sin carteros no sería igual. Desde la ciencia
ficción con ‘El cartero de David Brin’ (protagonizada por Kevin Costner en la
versión cinematográfica) hasta el Olimpo griego y su Hermes, el mensajero de
los dioses. Desde ‘El cartero de Neruda’ de Antonio Skármeta, hasta el equipo
de baloncesto de los Utah Jazz y su ‘cartero’ Karl Malone. Desde las cartas de
Simone de Beauvoir a Jean Paul Sartre a las de Franz Kafka a su padre, pasando
por las de Cartas de Pablo Neruda a Alicia Urrutia, las de Lord Byron, Dylan
Thomas, de Napoleón a Josefina, de Kahlil Gibrán, de Simón Bolívar, de Marcel
Proust, de Stendhal, de Virginia Wolf, de Ana Bolena a Enrique VIII, de
Bécquer, las marruecas de Cervantes desde Marruecos, la ‘Carta de amor’ de Adolfo Bioy
Casares, o la ‘Carta a una desconocida’ de Stefan Zweig...
La única ventaja de todo esto es que cuando llamen al telefonillo de casa, una
vez eliminada la posibilidad de que sea el cartero (que además, como todo el
mundo sabe, llama dos veces), y habiéndose sustituido en la mayor parte de los
hogares el butano por el gas natural, sólo habrá tres posibles contestaciones a
la pregunta de ¿Quién es?: Yo / Nosotros / Nosotras.
Que paséis unas Felices Fiestas! Y aprovechad el fin de semana para enviar un e-mail a los Reyes Magos pidiéndoles un regalo. Eso, si os habéis portado bien, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario